En la relación ciencia médica y electricidad, hay dos hallazgos que dan inicio a los estudios de electrofisiología o aplicación de la electricidad al cuerpo humano bajo términos médicos. Por una parte, la invención de la botella de Leyden y por otra, la construcción de máquinas electrostáticas, permitieron observar el efecto motor de las descargas eléctricas en el organismo.
En 1749, en París, el abate Mollet hace el primer experimento con una descarga eléctrica a Luis XV. Estos son los primeros intentos en la aplicación médica de la electricidad. Pero no es sino hasta 1780 cuando Galvani descubrió que la corriente eléctrica excitaba los nervios motores. Este descubrimiento dio origen a largas discusiones sobre la relación entre las propiedades de los nervios y la electricidad.
Luigi Galvani, anatomista italiano, observó, por primera vez, que una descarga eléctrica sobre las patas de una rana muerta producía contracciones de los músculos afectados.
Una inspección posterior lo llevó a creer que la estimulación se producía cuando el músculo tocaba simultáneamente dos metales distintos. Galvani pensó que la electricidad producida se generaba en el músculo, observación que resultó errónea, aunque no sería él quien descubriera el error. Veinte años más tarde, en 1800, Alessandro G. Volta supuso lo contrario, es decir, que era el contacto entre metales distintos lo que generaba la electricidad. Esta idea fue el comienzo de una gran revolución en el tema, que tendrá notables resultados, en otras áreas, como es el caso de la radiología.
En Chile, el pionero en relacionar medicina y electricidad es Ramón Araya Echeverría, quien en 1882 publica un texto llamado “La Electroanestesia (1877-1882)”, el que tenía como objetivo mostrar que la electricidad funcionaba como anestesia, siendo un antecesor al uso de la electricidad en psiquiatría.
El otro avance médico en electricidad se da en radiología, cuando, en 1895 se toma la primera radiografía en Europa, por el investigador alemán Wilhem Roentgen.
El 22 de marzo de 1896, los profesores de la Universidad de Chile Arturo Salazar y Luis Zegers sacan la primera radiografía en Chile, llegando a ser una de las primeras tomadas en América Latina.