En el siglo XVIII, el Hospital San Juan de Dios es renovado en su diseño, cuando el marqués Gabriel de Avilés construye la planta crucero.
En esta nueva parte del edificio se mezcla tecnología y orientación religiosa, ya que esta construcción arquitectónica es una gran cruz, creada por sus pabellones que ocuparán un lugar central del hospital.
Ahí se ubicó el Cristo de los Agonizantes, una figura de madera de más de 2 mtrs. de altura, la que tenía como objetivo alentar a los pacientes, pero a la vez tenía la función de adoctrinarlos en la fe cristiana.
El marqués de Avilés es un administrador colonial que quiere incentivar la ciencia al servicio de la autoridad política. Esta forma de pensar es un ejemplo concreto de una nueva mentalidad en los estertores de la colonia.